Casi todos nos hemos visto en la situación en la que sabemos que debemos terminar una relación pero no podemos. ¿Qué es lo que nos impide?, ya sea porque hemos invertido demasiado tiempo y energía en ella, hay niños de por medio, económicamente puede dañarnos y en algunos casos hasta por presión familiar. Los motivos pueden ser variados y se convierte en un problema que muchos no sabemos cómo resolver.
En muchos casos sucede que uno de los dos es una persona que, por miedo a quedarse sola (dependencia emocional hacia la pareja), manipula a su pareja para que no le abandone, ya sea con amenazas de lastimarse a sí misma o a la pareja. O haciéndonos creer que sin ellos no somos nada y vamos a ser miserables por el resto de nuestras vidas. Esto puede producir mucho daño para ambos ya que intentan forzar una relación que ya no puede funcionar debido a que la unión ya no está basada en amor, respeto y compromiso sino en miedos y amenazas.
En otros casos ya no existe confianza en la pareja ya que ha habido alguna situación de infidelidad (o varias); sin embargo, con la promesa de que no volverá a suceder, muchos/as vuelven a caer con la esperanza de que su pareja cambiará ya que la persona que fue infiel puede ser bastante convincente para no perder a su pareja.
Lo primero que se debe hacer es estar seguro de la decisión de terminar la relación. Muchos/as dicen que deben terminar la relación ya sea por presión de amigos o familia, pero en realidad no están seguros de querer hacerlo realmente, y si no estamos seguros, siempre encontraremos alguna excusa para no terminar. La decisión debe ser personal y firme.
El primer intento debe ser verbal y frente al futuro/a ex y si él/ella se niega a hacerlo o intenta convencernos de lo contrario debemos utilizar otras estrategias. Unas de las estrategias para terminar una relación pueden ser la de evitar cualquier comunicación con la persona (incluye cualquier comunicación mediante redes sociales y texto); esta suele ser la más efectiva. Otra es culparse a sí mismo del fracaso de la relación, así se evita herir los sentimientos del otro y se evitan peleas. Podemos además lograr que se harten de nosotros siendo cada vez más molestos e irritantes. Otra estrategia es la de “tomarse un tiempo” con la excusa de pensar qué es lo que quieren de la relación y así se logra que las emociones se enfríen y que luego sea mucho más fácil terminar. Y si nos es muy difícil confrontar a la otra persona, también podemos pedir a alguien que lo haga por nosotros, aunque se debe utilizar como un último recurso ya que esta no suele ser tan efectiva.
Es difícil tomar la decisión de terminar una relación, pero debemos darnos cuenta cuando ya no funciona y se convierte en algo enfermizo que de a poco va destruyendo nuestra vida y a los que están a nuestro alrededor. Con el tiempo nos daremos cuenta que fue lo mejor que pudimos haber hecho.
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